17 noviembre, 2014

ROSETTA LA COQUETA

Rosetta la sonda es una coqueta.   
Rosetta violando a un cometa. Rosetta aventando a su extensión Philae para invadir el espacio vital de 67P.
Rosetta tiene nombre de dulce de cajeta o de una galleta, pero no es nada mas que una stalker de un cometa. 
Quiero hacerme una nieve o una paleta con el sabor de ese cometa, el que la tonta de Rosetta observa.


Todavía tengo el Rosetta rush. Me duró un buen rato esa adrenalina pura del aterrizaje. Sigo tripeada buscando noticias o lo que sea, que alimente mi mente astronauta.

Hablar exactamente de se momento donde estaba ocurriendo a kilómetros y kilómetros de mí la hazaña, me tensionó. Me puso bastante histérica. Me trasmitió el nerviosismo de los científicos ¿que acoplada, verdad?

Este aterrizaje, ese segundo, ese momento de clímax y de grito universal donde se celebró el contacto, me dejó atontada, apendejada. Lo describí como un orgasmo emocional. Sí, asi mero me sentí: relajada del cuerpo entero, con la cabeza botada, con mucho sueño y con una sonrisa de a deberas.

Me aventé el evento en vivo por el stream y un gritito salto de emoción en el momento en que confirmaron que si se había ganchado al cometa la sonda.

Ahora, despues de la intensidad y de todo el caos, en la soledad de mis pensamientos me pongo a dudar, me empieza a entrar la pica y el esceptisismo, no puedo evitarlo.

Claro que una parte de mi quiere crees que si pasó, que si aterrizó, que los fines del proyecto son los que nos cuentan (analizar posible inicio del universo y saber mas de los cometas)... pero una parte de mi cerebro no encaja, no cuadra algo. Me da miedo que todo salió a la perfección y que se celebró tan fuertemente, que me da el  too good to be true. A lo mejor me estoy alocando y nada mas es un reflejo de mi incapacidad de soportar la belleza y de mi tendencia psicopata de arruinarme yo sola mi felicidad, de buscarle el pero y el no. De negar y de sentirme engañada. Fuck you, brain of mine.

Pero bueno, aún y con toda esa selva de pensamiento,  de la nada me aparece el ruido del espacio, la canción de Rosetta, ese soundtrack cósmico del cometa y se me olvida todo. Ya saben lo que dicen "la música calma a las bestias" y las mías eran internas.

Los sonidos del cometa me seducieron. No lo había oído, no me había llegado el tiempo de ponerlo en mis orejas. No se había dado el encuentro hasta hoy. Y hoy, a punto de cerrar el fin, la semana y el día, me puse a oír esa galáctica melodía.

Me dieron ganas de meterme al mar oyendo eso, que mi alarma del celular me despierte con eso, que mi primer contacto con un alien tenga ese fondo musical, que me este muriendo con esa canción de fondo. No tiene letras, no tiene instrumentos y no tiene nada humano. Es eterno, es lejano, es oscuro, es etereo, es de miedo, me da algo de escalofrío y me hace sentir chiquita.

Y así, entre que creo y no creo, entre que le doy mi aprobación al proyecto, entre que me decido a que bando pertenecer, me quedo en ese limbo musical de la canción de Rosetta.

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