23 marzo, 2017

23 DEL TRES Y YO NO DOY CON UNA

Mi intención de este lugar siempre ha sido compartir mi historia, tener un lugar donde dejar huella de mi paso por este planeta. Lo que hoy cuento no es trascendental en mi vida ni en la de otras personas, pero al menos es un día fuera de lo común y por lo tanto decidí escribirlo:


Anoche a las doce de la mañana un pájaro empezó a dar vueltas alrededor de mi cama. Mi perra con la que duermo no se despertó pero mi mamá (y roomie) sí. Yo acababa de jetearme y como nunca, me tardé un chingo en pegar ojo. Fue un trip ver al ave sobrevolar nuestras cabezas en círculos por varios minutos. No logramos ni atraparlo, si sacarlo de la casa. Optamos por dejar esa habitación y mudarnos a otra. Ya voy mi jefa se encargó de eso. Ningun animal salió lastimado.

Hoy a las 10 y media de la mañana entre clase de secundaria y clase de preparatoria, sentí que mis jeans todavía estaban muy apretados y podía dar de sí un poco más. Stretching rutine. Las típicas sentadillas pa que se hagan grandesitos los pantalones. Poooooom. Que se me rompe de la entrepierna. Y una abertura significativa. Ni modo, a amarrarme el suéter estilo Fey de los 90s. Y que ruede el día y el mundo.

Salí de clase con una perra hambre de su puta madre.
Dejé las luces prendidas porque mi camioneta no avisa como las modernas. A pedir pila batería. Mis cables estaban descompuestos. Mi ayuda no traía cables. Esperar a que saliera alguien con cables. Pasar corriente. Que locura.


Decidí no salir en toda la tarde. Aquí estoy resguardada como pocas tardes en las que me decido a no hacer pero acabo haciendo algo. Me quiero exponer lo menos posible porque siento que hoy traigo unas vibras muy traviesas que están causando accidentes bizarros.