07 marzo, 2021

ARTURO DE ESTRELLAS

Cuando tengas una señal, ignórala.

Es neta, no la tomes en serio.

Yo que llevo años pidiéndolas, buscándolas, encontrándolas, me he distraído pendejamente por hacerles caso. Por mal interpretaciones. Es mejor no seguir esos señalamientos divinos, déjalos ir. 

No son reales, wey. A veces solo son distractores. Crees que son mensajes del más allá, predicciones, códigos infinitos que contienen información secreta. No son, son viajes. Son debrayes.

Les cuento: yo estaba muy dudosa de mi matrimonio que estaba a meses de efectuarse y no tenía idea de qué hacer con esa relación porque estaba ya muy dañada y creía que iba a empeorar todo después del casorio. Pero lo amaba, lo quería. Quería estar a su lado. 

Entonces empecé a rezar, a pedirle a mis angeles que me enviaran información celestial. No podía yo sola tomar una decision vital que cambiaría el rumbo de mis años. 

En uno de esos momentos de profunda conexión con el poder superior, me llegó una canción en forma de video musical que interpreté perfectamente como una Epifanía de mi relación. Ahí fue, en ese Arrullo de estrellas, que me entregué ciegamente a mi compromiso y decidí firmemente continuar sin dudas y sin arrepentimientos.

Creí que me volvía a encontrar, creí que era un alma perdida que había reencontrado a su partner de todas las vidas pasadas, inventadas, imaginarias y paralelas.

Cuando salió el niño jugando con el carrito, conecté con eventos personales que me daban un chispazo de lucidez en la toma de mis decisiones que apuntaban a pasar el resto de mis días amarrada a un hombre que era un error. 


En ese momento de revelación máxima, mi primera reacción fue hablarle a Luciana, mi amiga que era mi confidente y terapeuta para comunicarle finalmente la resolución de mi problema que no dejaba avanzar.


Eso fue en verano del 2020. No pasaron ni dos meses cuando mi realidad se convirtió en un pesadillezco laberinto de decepción en el cual rompí todo lazo con la persona en turno. El hombre de la señal. 


Las manifestaciones que ocurren durante nuestra vida, nos hacen desvariar. No tienen sentido ni tampoco bases reales. Son alucinaciones que decidimos darle importancia y significado especial, tal vez para compartir la responsabilidad de la toma de decisiones, o quizá para sentir que no caminas a oscuras y que hay algo superior a nosotros que nos va mostrando el camino. 


En mi experiencia, confusiones. Recomiendo arduamente evitarlas a toda costa.