01 febrero, 2018

PITOLOTA

"Te mato con una pitolota"
Alejandro G. Y., 2010

Para ellas la felicidad es algo efímero, momentáneo, express, mínimo, breve y fugaz, tal cual como cuando terminas de disparar una pistola y todavía te queda la mano con pólvora y se siente caliente. Caliente el cuerpo propio, la mano, la pistola, el cuerpo del otro. Euforia après de apretar el gatillo.

Para mí es más como cuando la calientas de tanto que la traes contigo. A la pistola, no al morro. O bueno, también. Pero es eso, justo eso de dormir con la pistola abajo de tu almohada por ejemplo. Ese calentarla con tu cabeza diariamente todas las noches. Calentarla con tu temperatura corporal porque no la despegas ningún momento de tu cuerpo. Artefacto de poder. Tranquilidad de saber que en cualquier momento puedes atacar  a matar o acabar con tu vida. Esa bala siempre lista, siempre ardiente. Y el arma se vuelve uno más de tus órganos vitales.

El arma no es precisamente plomo, pólvora, acero. La pistola caliente es sexo, dios, comida, droga, música, amor, celular, trabajo, juego. You name it.

Para Lennon, Yoko Ono. Ella era la seguridad que produce el revólver: protección, refugio, cuidado, poder.

Por donde la veas es una canción bien pinche romántica. Y sí, es un título para un libro apasionadamente enamorado (y sí, el primero de mi no_vio).


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