14 febrero, 2018

BUKOWS: KILL ME

Llegué bien tarde a la fiesta sucia del realismo porque anoche terminé de leer mi primer Bukowski: el universo y sus extrañas y misteriosas formas de coincidir Valentine's con el final del libro más frío.

Pinche perro de la chingada. Women hizo conmigo lo que pocos: me agarró desde página uno pero me causó una necesidad inmediata de pausar los capítulos e intercalarlos con otros libros (10, para ser exactos). Me pasó que no quería terminarlo y entre más avanzaba menos quería seguir con la historia.

Chinaski -el alter ego de Bukowski- era un enfermo misógino e insaciable sexual que chupó la energía de las chicas que conoció y se aprovechó de una manera despiadada y descarada de su fama de escritor para darle vuelo a la hilacha (obviamente, cualquiera lo hubiera hecho). El Matusalén yankee que siempre estaba intoxicado y caliente que a pesar de ser feo como su chingada se dió el lujo de tratar de la verga a las viejas de su vida e inexplicablemente siempre tenía un culito en su cama.

Es muy bizarro que al mismo tiempo que detesto todo lo que su persona representa, no hubo poder humano que me hiciera detenerme al leerle pero es que entre la intriga de descubrir el dark side viril, la curiosidad de conocer aventuras de la vida del propio Charles y sobre todo la escritura tan casual, sin filtros, natural y fluída de Bukowski:  acabé por justificar, aplaudir y admirar no a CB pero sí a su escritura que son un retrato desnudo de su alma.

Esta lectura por primera vez me hizo separar al escritor de su obra y tratar a cada uno como se merece.

Con este libro también me dí cuenta que me molestó muchísimo que el personaje fuera un alcohólico  porque una parte de mi que no se ha rendido a la enfermedad sigue enojada por la frustración. Leerle me removió la ilusión de poder tomar como la gente normal, pero el problema es ese, que no tomaría como el resto, más bien me atascaría como Bukowski.

Ya no se cuantos años tengo sin pistear. Son chingos. Creo que esta chingón que no los cuento. Son siete u ocho, no sé. En teoría menos, porque en algún momento si pistié (recaimán, dirían los de doble a) pero no considero que tomar un día sin ponerte hasta atrás pueda ser considerado como volver a tomar. A pesar de tanto tiempo de sobriedad, la envidia que le tengo a CB es porque logró convertir la mierda en literatura y esto plantó una duda existencial en mi vida al cuestionarme si yo hubiera hecho lo mismo con mi tomada (probablemente no y no quiero averiguarlo).

Otra cosa increíble que me causó este libro es que me clavé al pasado porque me trae memorias de  todas las veces en las que en la fiesta  cuando estaba hasta atrás, agarraba lo que tuviera enfrente para ponerme a escribir: servilletas, cuadernos, sobres, revistas, you name it  (porque claro, mi época de catarrina coincide con la ausencia del computador como medio de escritura).

Bukows killed my dreams, my memories and my future. Genius.

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