31 diciembre, 2010

SEMITA

Empezó todo cuando escuché la patrulla de ambulancia cerca de mi casa a todo volumen.
Ya había oído antes el tren de las 6 am pero lo ignoré por completo porque estaba muy metida en mis investigaciones.

quería saber todo. Nada de lo que me enteraba me llenaba, simplemente, abría puertas y puertas que no me atrevía a explorar, pero que sabía que algún día alguien me acompañaría a descubrir sus caminos.

Empezé a sentir como todo cambio en un instante. De pronto lo que yo había pensado que era un sueño, era real. No tenia miedo, pero si estaba muy confundida.
Algo que no lograba entender, era porque no estaba cansada. Porque sentía una vitalidad soberbia, cuando lo único que había hecho, era leer por más de 24 horas seguidas.

Cuando voltié hacia la ventana, podía observar como algunos rayitos de luz empezaban a colarse, entonces mejor abrí toda la persiana para que el sol iluminara.
Todo estaba tan tranquilo, tan sereno, que juro me dió miedo. Pensé que se había terminado la raza humana, y que pobrablemente yo era de las 25 sobrevivientes.
Guau. Guau. Un perro creo de mi vecino, me hizo regresar al tiempo y al lugar: semi ciudad en un semi desierto a las semi 7 horas de la semi mañana.

Semita de Saltillo para desayunar. Lo único en lo que podía pensar.

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