27 julio, 2018

YO LO 100TO

Se supone que lo que tengo enfrente es una chimenea y debería de ponerme a llorar porque hace calor y no frío y no la puedo prender. Pero no tengo ganas de llorar, más bien de gritar. Y de que de alguna manera pueda salir porque me siento encerrada ¿pero quien te tiene en esa situación si no eres tu?.

Las velas no las han prendido y yo creo que es momento de encenderlas aunque no lo haré porque ni lumbre traigo. Pero si la puedo conseguir si quiero.

Es como que muy obvio que hable de la pinche Mona de al lado. La Lisa. La de Da Vinci. Pero no lo haré. Dijo la pendeja que acaba de hacerlo. Puñetas.

Sillón de piel o plasti piel, a como digas color oscuro, que creo puede ser café o tal vez negro. Una tenue luz que apenas ilumina el cuarto. Las velas que decía hace rato ya las conté y son siete. La llamada que le hice hoy en la tarde a la cachorrita fue inesperada y especial. No puedo decir más.

Las personas que están pintadas arriba de la chimenea no las conozco pero son hombres y mujeres de mi edad y hacen bailes contemporáneos. Al lado mío esta la planta que ayer estaba en la entrada, supongo que la pusieron ahí para cuidarla. Ya sabes, mucha gente y las cosas vivas pueden no sobrevivir a tanta (qué se yo) energía.

Entonces tambien veo que hay libros. Y esos ni los he hojeado ¿para qué? Si no los puedo terminar, ni siquiera empezar.

El señor que esta en la puerta se nota muy nervioso y si yo fuera él, también lo estaría.

A mis once o'clock tengo un bote de basura

La planta de la cual estuve diciendo cosas es una blanca con dots morados, obviamente.

Supongo que cuando llegué a quitarle su lugar estaba cuidándola con todo su esfuerzo y su corazón. Ahorita la tocamos y la ponemos a prueba.

Porque estoy enojada, muy emputada porque podría estar en mi cuarto con madre con el internet y las comodidades que conlleva, pero no, estoy empotrada en un espacio común sin privacidad y sin mis audífonos porque no los bajé y yo no sabía que así iba a ser.

Mi cara dice todo, estoy que me lleva madres. Y tengo la mano rayada con la pluma azul porque juré que iba a llegar a bañarme y me saborié encuerarme en un cuarto y ponerme la ropa sola sin que nadie me viera y saborié el jabón y el shampoo y la soledad. Y todo eso fue un hermoso sueño de su puta madre en mi imaginación, nombre, que imaginación, en mi realidad y ¿para qué? Para nada, para que llegara un niño a decirme "Lo siento". Perdón, pero no lo sientes. Lo vuelvo a decir y lo repito y lo grito para que me entiendas y para que te quede muy claro: no lo sientes, yo lo siento.


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