07 junio, 2018

BÁJALE A TU PUTERÍA

Deja de ser tan puta. Ya no lo voltees a ver. No está bien que le estés coqueteando. No lo hagas. Andas peda. Deja de voltear a donde el está. Ya vi que le diste vuelta al anillo, te mamas, qué descaro ¿porqué lo escondes?. Hace dos minutos antes de que llegara, lo enseñabas y presumías, se te caía la mano. 

Es demasiado obvio que desde que llegó decidiste dejar de estar casada. Desde que lo viste decidiste darle rienda suelta a la putería. Pinche wila. 

Conmigo no puedes disimular ¿o crees que no te doy cuenta?. Por más que trates de sordearte conmigo te chingaste porque te conozco tan bien: desde la nueva forma en la que mueves la cabeza y juegas con tu pelo. Tus movimientos menos naturales y más escandalosos, tu risa más ruidosa, tus manos como dos resortes con marionetas y sobre todo el tono de tu voz tan elevado. Todo lo que eres y haces se intensifica con su presencia. 

Claro que se que hubo algo entre ustedes ¿o crees que estoy pendeja? Obvio me di cuenta al instante de que empezaron. No es que sean obvios, yo soy muy observadora y siempre han dejado detalles que los delatan. Un mensaje a tu celular que no debí haber visto. Su pañuelo embarrado de tu colorete. Tu olor a puro en tu cabello. 
Detalles casi imperceptibles para cualquier pero que saltan a mi vista como acné de quinceañera.

Me pone mal pensar que pudiste haber sido tu la que lo empezó y ya se, ya se, obviamente que no hay duda que fuiste tú la que inició. Me parte el alma en diez pedazos. Me duele tanto saber que sabías que era y fue y será siempre mi otro yo, mi más grande amor. Desde siempre has querido lo que yo quería. Supongo que el no es la excepción. Más bien, es justo la cúspide de lo más grande que podrías quitarme y no te culpo, yo también quisiera todo lo que yo tengo. 

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