A veces pienso en las vidas perdidas.
La que más makes me
wonder es la de Costa de Marfil.
La propuesta llegó a mis 21 y para siempre me pareció mucho
tiempo.
No tenía idea de donde chingados estaba Cote d'Ivoire pero
las esencias aromáticas de la familia de Abdul olían a la posibilidad de
picarle al botón de reiniciar.
Si un marfileño en sus veintes te lleva a los lugares más
sofisticados de París, cualquier propuesta que surge entre vinos y luces, nubla
tu futuro.
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