Mostrando entradas con la etiqueta poesía mexicana. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta poesía mexicana. Mostrar todas las entradas

21 marzo, 2014

NO QUIERO VERTE

cada vez que te digo "tengo ganas de verte", "quiero verte", "hay que vernos", te estoy mintiendo. Vil y descaradamente te miento.

¿Para que quisiera verte si tengo mil fotos tuyas guardadas en mi Cel?

¿Porque me gustaría verte si ya conozco cada fracción y parte de ti?

¿Porque quisiera verte si me se de memoria el color y forma de tu sonrisa, la intensidad de tus ojos, lo bello de tu respirar, la tranquilidad de tu mirada, lo curvado de tus labios, lo rasposo de tu barba y tu despeinado pelo?

Mentira. Yo no quiero verte, ya me cansé de verte. Yo lo que quiero es tocarte, acariciarte, olerte.
Decirte secretos y contarte los lunares. Yo lo que quiero es respirarte y que me respires. Oírte tomar una cerveza. Escuchar tu carcajada infantiloide.

¿Para  que verte si puedo tocarte?
¿Para que verte si puedo abrazarte y apretarte y restregar cada centímetro de ni cuerpo con el tuyo?
¿Para que verte si lo único que quiero es besarte y que me beses, distingir el sabor de tu aliento hoy, morderte los labios y agarrarte la mano?

Para mi no es suficiente verte si lo que te quiero hacer no se hace con la mirada.


Posted via Blogaway

20 febrero, 2012

EL DIOS DE SABINES

Esta es y será por siempre una de mis poesías favoritas, y es que dice tanto en tan poco. Y habla de esa energía, fuerza, poder superior, todopoderoso o como se que quiera llamar... yo como Jaime le digo Dios.... y a mi tambien me encanta Dios, y por lo pronto ya somos dos... quien mas?

Le puse " " a una de mis partes favoritas, donde habla de la vida y no de la muerte, en fin. Mis palabras sobran cuando lo importante por leer es lo que Sabines supo ver.

______________________________________________________________
______________________________________________________________


Me encanta Dios

Me encanta Dios. Es un viejo magnifico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega. Y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna y nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero eso a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, el hombre se traga al hombre.
Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Bing Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mi me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los anbióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira.
Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre esta de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios.
Que Dios bendiga a Dios.

- Jaime Sabines
1926 - 1999

24 mayo, 2010

LOS AMOROSOS



LOS AMOROSOS - JAIME SABINES

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se estan yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre- ¡ que bueno !- han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.